Miopía, hipermetropía y astigmatismo son las tres patas del banco de la salud ocular. De hecho, son las tres patologías visuales más comunes y populares entre la población de todas las edades, afectando de una u otra manera a la calidad de vida de quienes las padecen. Hoy nos gustaría centrarnos en una ellas. Pero no vamos a hacerlo contándote sus síntomas o su tratamiento que, probablemente, conocerás. Hoy queremos centrarnos en esos falsos mitos que rodean muchos trastornos visuales y que, también han surgido en torno a la hipermetropía. ¿Quieres conocerlos y saber por qué no debes creer en esos mitos? ¡Te lo contamos!
Recordatorio: ¿qué es la hipermetropía?
Se estima que entre el 25 % y el 28 % de la población de nuestro país sufre hipermetropía, uno de los trastornos visuales más comunes como te hemos comentado.
También conocida como hiperopía, es un defecto de refracción del ojo que provoca que no se puedan enfocar correctamente los objetos cercanos, percibiéndolos borrosos, mientras que los objetos lejanos se ven con total claridad y nitidez.
Esto ocurre cuando el ojo es más corto de lo normal o la córnea tiene muy poca curvatura, lo que provoca que la luz se enfoque detrás de la retina en lugar de directamente sobre ella. Las personas con hipermetropía a menudo tienen dificultad para realizar cualquier tarea que requiera una visión cercana clara ya que, cuando intentan enfocar objetos cercanos, suelen experimentar fatiga visual, cansancio, dolor de cabeza…
Falsos mitos de la hipermetropía
Aunque la hipermetropía es uno de los trastornos visuales más comunes y, en consecuencia, más tratados y mejor entendidos por la comunidad oftalmológica, siguen existiendo muchos falsos mitos alrededor de esta afección. Desmontar estos mitos es crucial para entender mejor la hipermetropía y saber manejarla adecuadamente.
Mito 1: La hipermetropía solo afecta a las personas mayores.
Primer mito totalmente falso. La hipermetropía no tiene nada que ver con la edad como puede ser el caso de trastornos que aparecen con los años como la presbicia. La hipermetropía puede afectar a personas de todas las edades, también a niños. De hecho, muchos bebés nacen con una ligera hipermetropía que, generalmente, se corrige a medida que el ojo crece. Además, en el caso de los niños, la hipermetropía puede afectar a su aprendizaje y rendimiento académico, de ahí que sea tan importante su diagnóstico y su corrección.
Mito 2: Las gafas o lentes de contacto empeoran la hipermetropía con el tiempo.
Este es otro de los mitos más extendidos. “El uso de gafas y lentes de contacto terminan empeorando la hipermetropía porque los ojos se acostumbran a ellas”. Pues desde aquí desmentimos este mito que no tiene ningún sentido porque, precisamente, el objetivo de gafas y lentes es corregir este defecto y permitir una mejor visión de cerca. La progresión de la hipermetropía, en el caso de que se produzca, es un proceso natural y no provocado por el uso de gafas o lentes de contacto.
Mito 3: La cirugía láser es la única opción de tratamiento para la hipermetropía.
Si bien la cirugía refractiva es una opción para corregir la hipermetropía, no es la única ni la más utilizada. De hecho, en nuestra óptica de gafas graduadas en Gijón, muchas personas han conseguido manejar mucho mejor este problema mediante el uso de gafas con cristales monofocales o lentes de contacto con diseños específicos de última generación orientados a corregir esta condición. La cirugía es una alternativa para aquellos que buscan una solución permanente y cumplen con ciertos criterios de elegibilidad, pero no es la única.
Mito 4: La hipermetropía siempre se acompaña de dolor de cabeza.
Aunque es cierto que la hipermetropía puede causar fatiga ocular y dolores de cabeza, especialmente cuando se fuerza la vista para enfocar objetos cercanos durante un tiempo prolongado, no todas las personas con hipermetropía experimentan este síntoma. Muchas personas llevan una vida sin molestias significativas y solo experimentan muy casualmente esos dolores de cabeza que se asocian como propios a este problema ocular.
Como ves, la hipermetropía es una afección visual de lo más común que puede manejarse eficazmente con diferentes métodos correctivos. En el caso de niños, se puede intuir por algunos síntomas como que el niño se acerca mucho para leer o escribir, tiene mala caligrafía, se sale al colorear, no quiere leer, le cuesta prestar atención en el colegio…
Es importante desmitificar las creencias erróneas para proporcionar una mejor comprensión y saber que se trata de una condición óptica que se puede corregir y llevar una calidad de vida óptima. Consultar con un equipo experto y dar con las gafas o lentillas adecuadas es el camino para tratar la hipermetropía para que esta deje de ser un problema. Y en Óptica Contrueces podemos ayudarte.